Matemáticas de cuchufleta

28.6.06

¿Matemáticos famosos o famosos matemáticos?

Las matemáticas están repletas de grandes hombres y mujeres que han destacado por sus contribuciones; por nombrar a unos pocos podríamos citar a Newton, Leibnitz, Cauchy, Gauss, Hilbert, Dedekind, Zariski, o a matemáticos aún vivos como Andrew Wiles, que demostró el teorema de Fermat. La lista se haría demasiado larga para mencionarla, por no decir que no estaría claro el criterio de quién debería aparecer (por ejemplo quien envíe 100000 euros al autor de este post, por fijar un criterio al azar).

El problema es que si le preguntamos al común de los mortales quién es Dedekind, es muy probable que nos responda que un jugador de fútbol, y más ahora en plena efervescencia mundialera, o si le preguntamos acerca de Zariski seguramente apostará hacienda (quien la tenga en vez de padecerla) y caudales a que fue algún escapista o algún hipnotizador. Así que he decidido hacer de necesidad virtud y no hablar de los matemáticos famosos sino de los famosos matemáticos. Sí, aunque no se lo crean hay gente del mundo de la farándula y otras hierbas que se ha licenciado en ciencias matemáticas, y la mejor forma de que se convenzan es que les dé algunos ejemplos.
Seguro que todos conocen a Trotsky, uno de los más famosos revolucionarios, pero ¿sabían que estudió matemáticas? Pues sí lo hizo, y además le dio tiempo a estudiar derecho y a montar la revolución rusa.























Por cierto, también el propio Marx (Karl, no Groucho) tiene una gran cantidad de escritos matemáticos, aunque las contribuciones puramente teóricas no sean originales suyas, no así las históricas.



















Más recientemente, el Che Guevara recibió clases de matemáticas superiores durante cuatro años del profesor cubano Salvador Vilaseca, bajo la errónea creencia, todavía hoy muy extendida en todos los países, comunistas y capitalistas, de que las matemáticas pueden arreglar la economía, cuando es evidente que la economía no hay kiski que la arregle.





















Sin salir del terreno de la política, el general Sucre, compañero (pero sin roce) de Simón Bolivar y presidente de Bolivia, entre otros cargos, también estudió matemáticas, agrimensura y fortificación en la escuela de Ingenieros de Caracas.













En otro plano menos bélico y más intelectual (es bien sabido que los intelectuales sólo matan de aburrimiento), el filósofo Xavier Zubiri recibió formación matemática del famoso Rey Pastor, aunque seguramente pensó que puestos a que no le entendieran ni torta, la filosofía ofrecía un campo más abonado.




















Dentro de las letras también nos topamos con matemáticos más conocidos por su obra literaria. Sin ir más lejos, Bram Stoker, el autor de “Drácula”, estudió matemáticas en el Trinity Collage de Dublín.


















O, por poner otro ejemplo, Lewis Carroll, el autor de “Alicia en el país de las maravillas”, también estudió matemáticas, y fue profesor de la misma materia en la universidad de Oxford, e incluso escribió algunos libros de matemáticas.
















También en el campo de la dirección y la interpretación hay licenciados en matemáticas. El director de cine Paul Verhoeven, que dirigió películas tan conocidas como “Robocop”, “Desafío total” e “Instinto básico”, se graduó en matemáticas y física por la universidad de Leiden (quizás se inspiró para la famosa escena del cruce de piernas en las tácticas de guerrilla escolar universitaria para que el profesor disminuya la vigilancia en los exámenes).

















A su vez, la actriz Danica McKellar, de la serie “Aquellos maravillosos años”, posteriormente a la finalización de la misma se graduó en matemáticas en la universidad de UCLA, y con un Cum Laude nada menos, nada de aprobado raspadillo (por lo que, según Bush, no podría aspirar a presidente de los Estados Unidos), y además es ahora una matemática en activo que ha publicado un artículo de investigación, titulado “Percolation and Gibbs states multiplicity for ferromagnetic Ashkin-Teller models on Z2”, en una importante revista de Física.
















Tampoco tenemos que ir muy lejos para encontrar actrices matemáticas: Sofía nieto, la intérprete de Natalia en “Aquí no hay quien viva”, está estudiando matemáticas en esta nuestra universidad.

















Para terminar este breve y ni mucho menos exhaustivo repaso por los famosos matemáticos, el cantante Art Garfunkel, del dúo Simón y Garfunkel, estudió matemáticas en la universidad de Columbia (no tenía un pelo de tonto).
























Pero no a todos los cantantes les gustan las matemáticas. A Britney Spears, por ejemplo, según declaraciones suyas en una revista, no le gustan las clases ni de matemáticas ni de español (me alegro de esto último pues así no podrá leerme y demandarme, aunque, ¡pardiez!, bien merece la pena una denuncia que le lea a uno Britney Spears).

22.6.06

La vida sexual de los físicos

Otro chiste clásico, este de Físicos:

-¿Por qué los físicos cuánticos no echan nunca un polvo?
-Porque cuando encuentran el momento no encuentran la posición, y cuando encuentran la posición no encuentran el momento.

Nota del autor: Por si les sirve de consuelo a los físicos, yo no suelo encontrar ni el momento ni la posición.

Ahora hablando en serio, el otro día vi un documental muy curioso sobre la vida oculta de Einstein; parece ser que, en contra de la típica imagen que se tiene sobre él, era muy mujeriego. Contaban en el documental que, cuando recibía a damas en su casa, se le solía abrir "casualmente" la bata, dejándole al descubierto el péndulo de Foucault...si la dama se escandalizaba, fingía que había sido un accidente y se tapaba, y si no...¡ya se sabe que nunca se llevó muy bien con la física cuántica!

19.6.06

Chiste vectorial

¿Qué le dijo una fuerza a otra?

Respuesta: ¿Tienes un momento?

16.6.06

El tamaño sí importa

Contaré hoy un problema (¿adivinanza?) ya clásico de la matemática recreativa: supongamos que rodeamos la tierra con una cinta métrica(la rodeamos por un círculo máximo, se entiende). Por supuesto, esto lo hacemos figuradamente tan sólo, pues para ello necesitaríamos una cinta de unos 40000 kilómetros de longitud, así que si no tiene usted pretensiones de entrar en el libro guinness de los records mejor limitémonos a imaginárnoslo. Ahora, imaginemos que alargamos la cinta en un metro, con lo que ahora pasaría a medir 40000.001 kilómetros. La pregunta es: si la cinta se tensara formando una circunferencia perfecta, ¿cuánto se elevaría sobre la superfacie? Piénselo durante unos instantes. La respuesta que daría la mayor parte de la gente es que prácticamente no se iba a elevar nada, que un metro es despreciable frente a 40000 kilómetros, y que por lo tanto seguiría estando tan pegada al suelo que sería prácticamente imposible distinguir cuánto se ha elevado. ¡¡¡CRASO ERROR!!! La verdad es que se elevaría casi 16 centímetros, como usted
verá dentro de un momento. Le recuerdo que la longitud de una circunferencia de radio R  es   2 π R, o sea, el doble de pi por el radio. En este caso, el radio  de la tierra es de unos 6378 km.; añado el "unos" porque, primero, toda medición física conlleva un cierto error y, segundo porque, estríctamente hablando, ni siquiera tiene sentido hablar del radio de la tierra, pues la tierra no es una esfera perfecta (con el problema del hambre, la capa de Ozono, la gripe del pollo, Bin Laden y Bush, lo raro sería que fuese una esfera perfecta), sino que está achatada por los polos. Ahora, llamemos h a la cantidad, todavía desconocida, en que se elevaría la cinta. Aplicando la fórmula anterior a la tierra “sin cinta”, tenemos 2 π R=40000 y, aplicándola a la tierra “con cinta”, tenemos 2 π (R+h)=40000.001. Por otra parte, 2 π (R+h)=2 π R+2 π h y, sustituyendo ahora 2 π (R+h) por 40000.001 y 2 π R por 40000, y restando después 40000 en los dos miembros de la ecuación, se tiene que 2 π h=0.001 y, despejando finalmente la h, se llega a que h=0.000159
kilómetros aproximadamente, lo que, pasado a centímetros, da 15.9, es decir, casi 16, como le dije. Lo curioso del caso es que el resultado es independiente del radio R . Es decir, que en Mercurio, o en Júpiter, o en la barriga de su marido (o mujer), siempre pasaría lo mismo: si aumenta la cinta métrica en un metro, ésta se
podría “elevar” 16 centímetros (en el ejemplo del marido muchas veces éstos serán los únicos 16 centímetros que consiga elevarle).

11.6.06

Shaw y la estadística

Hay una frase, que se suele atribuír a George Bernard Shaw, que dice más o menos así:

"Si hay dos amigos de los cuales uno se come un pollo y el otro ninguno, la estadística dice que cada uno de ellos se ha comido medio pollo".

Un corolario interesante es el siguiente:

"Si, entre los contribuyentes de un país, a los más ricos se les bajan los impuestos, la estadística (y el gobierno de turno) dice que a los ciudadanos les han reducido los impuestos".

En la misma línea de la frase de Shaw, pero menos comprometida socialmente, está el chiste sobre estadísticos que viene a continuación:

Están tres estadísticos de cacería cuando ven a lo lejos un enorme jabalí. El primero de ellos coge la escopeta, apunta cuidadosamente y ¡¡¡PAMMMM!!!, el tiro se desvía un metro a la izquierda. El segundo estadístico, mirando desdeñosamente al que falló el tiro, agarra su escopeta, apunta y ¡¡¡KABLOOOMMM!!!, falla el tiro un metro a la derecha. El tercero entonces se pone a dar saltos de alegría y grita: ¡¡¡BIEN, LE HEMOS DADO!!!

En resumen, para medias, las de seda y con relleno de jabugo.

9.6.06

¡Publicad, malditos, publicad!

Uno de los retos, a la vez personales y laborales, del matemático profesional, es publicar regularmente en revistas de matemáticas. Esto es fuente de satisfacción para la mayoría, la satisfacción de haber llegado uno a algún resultado novedoso que nadie había descubierto antes; pero, para algunos, también es fuente de frustración y de irritación al toparse con la barrera de los referees que implacablemente les devuelven los artículos, bien por errores en el mismo o porque no se ajusta a los estándares de calidad de la revista. Los referees son a las publicaciones científicas lo que los árbitros a los partidos de fútbol, son los que deciden en último término si el artículo es aceptado o rechazado, y de esto depende el prestigio y el orgullo de quien o quienes han escrito el artículo (pues muchos de ellos son colaboraciones entre dos o más investigadores), pero también depende la provisión de fondos que se le haga al departamento correspondiente o al propio investigador a través de proyectos de investigación; en definitiva: a las lentejas de cada día, lo que magnifica los rechazos de pequeño inconveniente a tragedia troyana.
Miguel de Guzmán y Claudi Alsina cuentan al respecto una anécdota muy divertida en su libro “Los matemáticos no son gente seria”, cuya referencia completa incluyo más abajo. En una importante revista matemática, un referee hizo el siguiente informe:
“Los autores han obtenido resultados nuevos e interesantes; la lástima es que los interesantes no son nuevos y los nuevos no son interesantes”, el cual no deja de recordarme el famoso epígrafe de Quevedo:
“Voy a hablarte ingenuamente
tu soneto, don Gonzalo,
si es el primero, es muy malo;
si es el último, excelente.”
La necesidad de publicar no se limita tan sólo a las matemáticas, también está muy presente en otras ciencias. Seguro que todos recuerdan el escándalo del equipo de científicos coreanos que falseó los datos de sus experimentos sobre las células madre (al final, el caso se les salió de madre y ya ha provocado la dimisión (no se sabe si voluntaria o sutilmente sugerida por sus superiores) del director del equipo, Hwang Woo-Suk, fraude provocado entre otras causas, aunque sin duda en absoluto justificado, por la presión por publicar a la que estaba sometido el equipo (el problema vino cuando se pasó de la “presión” a la “impresión”) .
Quisiera terminar con una anécdota propia: en uno de mis artículos publicado conjuntamente con otro profesor, uno de los artículos que publiqué hace ya unos cuantos años, en una de las frases en las que queríamos poner “phase shift” (“desplazamiento de fase”), el referee nos hizo notar que por error nos habíamos comido la “f” y puesto “phase shit” (“mierda de fase”). El referee no hizo ningún comentario explícito al respecto y se limitó a rodear varias veces con un círculo la expresión en cuestión. Pese al desliz, el artículo fue finalmente aceptado y publicado.

La referencia completa del libro que mencioné antes es: Claudi Alsina y Miguel de Guzmán. "los matemáticos no son gente seria". Editorial Rubes (1998)

8.6.06

Ha nacido un blog

El título de este blog, "Matemáticas de cuchufleta", podría llevar al lector a pensar que es de contenido poco serio. Nada más alejado de la realidad: de hecho, no es "nada" serio en absoluto, pese a lo cual pretendo que sea al mismo tiempo riguroso, lo cual puede ser un objetivo ambicioso en principio, pero, como dice el refrán, "lo difícil cuesta, lo imposible cuesta un poco más". El blog pretende aunar las dos grandes pasiones confesables de su autor: las matemáticas y el humor. Las inconfesables, como comprenderán, no se las voy a decir a ustedes, aunque si alguien de ustedes es paparazzi, llámenme, que todo se puede negociar.
En resumen, que aquí se va a hablar de matemáticas, y de las matemáticas y matemáticos que son los que las mantienen viva y amplían sus horizontes y, por qué no, también de las anécdotas, chascarrillos, manías y rarezas de los matemáticos y matemáticas.
También se presentarán las matemáticas en estado puro, e incluso de vez en cuando se demostrará algún que otro teorema, aun a riesgo de que el lector se cambie a otro blog menos ladrillazo. Pero, ante todo y sobre todo, los temas se tratarán con amenidad, humor y un cierto cachondeíllo que impregnarán todo el contenido del blog.
Para finalizar con el primer posteo de ésta recién nacida bitácora, quisiera agradecer al profesor de periodismo de la EHU Gorka Palazio por habernos introducido a mí y a otros compañeros docentes en el fascinante mundo de los blogs.


 
Contigo han caí­do ya   pardillos que han visitado este blog.